La Cigarra y la Hormiga / Güero
Soy un enamorado de Grecia y todo lo que ésta gran nación Helénica ha aportado al mundo durante más de dos mil años. Sus contribuciones son extensas y en muchas áreas: política, medicina, matemáticas, astronomía, física, geografía, filosofía y literatura. Así fue como personajes de la talla de Hipócrates, Heródoto, Hecateto de Mileto, Hiparco, Arquímedes, Pitágoras, Sócrates y Esopo, entre otros, contribuyeron en sus respectivas especialidades, legando conocimientos que hoy en día son de incalculable valor en occidente. No se entenderían las sociedades modernas sin la gran herencia de dicho país europeo.
Precursores del teatro, en el que ciudadanos de las “polis” o ciudades estado, representaban ante un nutrido público comedias y tragedias trasladadas de generación en generación a través de cantos. En dichas actuaciones artísticas se ponían en escena la Ileada, lucha de al menos un lustro entre la península griega y la costera ciudad de Troya (hoy Turquía); la Odisea, que describe el trayecto que su protagonista Odiseo atravesó desde su partida en Troya hasta su hogar en la isla de Ítaca. Fascinantes leyendas como los trabajos que el semi Dios Heracles o Hércules tuvo que desempeñar. De ahí provienen los mitos, a ellos les debemos la creatividad, la inventiva en su máxima expresión: la mitología.
En el plano literario y poético, incluso en nuestros días, varios estudios de animación han llevado a la gran y pequeña pantalla, las creaciones milenarias de Grecia. Disney es uno de ellos. Nos ha deleitado en pequeños cortometrajes con fábulas del mismísimo Esopo. Entre las que se encuentran: la liebre y la tortuga, la gallina de los huevos de oro y, la cigarra y la hormiga. En esta ocasión me remitiré a esta última y su importancia aplicada a las finanzas personales.
La fábula se resume a continuación:
Un verano especialmente caluroso, una cigarra descansaba bajo la sombra de un árbol. Se pasaba el día cantando y bailando, mientras su vecina la hormiga iba y venía cargada de comida.
—¿Por qué no descansas conmigo, vecina? —le preguntó la cigarra.
—Si descanso ahora, ¿quién alimentará a mis crías en invierno? Si fuera tú, recogería provisiones.
Pero la cigarra siguió ociosa. Entonces llegó el frío invierno, y la cigarra no encontró alimento. Tiritando, fue a casa de la hormiga a pedirle comida. Pero la hormiga le contestó que apenas tenía provisiones para su familia. Y la pobre cigarra siguió su camino, pero con la lección bien aprendida.
Moraleja: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Esta quizás sea una de las más emblemáticas y mejores fábulas de Esopo. Enseña que el esfuerzo obtiene su recompensa, mientras que con pereza y vagancia no se logra nada.
Como podemos apreciar, los personajes principales piensan muy diferente, su forma de pensar entre el presente y el futuro son opuestas y contradictorias. La cigarra vive al día, disfruta cada momento paseando y cantando, se desplaza de un lugar hacia otro sin el más mínimo esfuerzo, pasa el momento sin preocupaciones de lo que el destino le depare. Por su parte, la hormiga pasa los días del verano bajo el intenso calor llevando alimento para su hormiguero, almacena una y otra vez, al transcurrir los días, cantidades de comida para su goce futuro. Piensa en el devenir con una obsesión que la motiva a continuar su ardua labor.
Los resultados de las acciones presentes se ven mermadas, en el caso de la cigarra, y recompensadas, en el caso de la hormiga. La primera carece de provisiones y alojamiento, al borde de perecer ante las inclemencias del tiempo y el hambre; mientras que su interlocutor goza de abundantes raciones de comida y un techo resistente, fruto de su esfuerzo.
Aunque en la animación de Disney se habla de la compasión de la hormiga hacia la cigarra al compartir y salvarle la vida, lo cierto es que la intención de Esopo era trasladar a los escuchas, mediante la analogía de insectos, que en la vida hay momentos para gozar y momentos para trabajar, todos los extremos son nocivos, por ello es preciso buscar un equilibrio.
Traduciendo la historia con las finanzas personales, comenzaría diciendo que una mayoría de personas actúa como la cigarra, viven al día, consume como si no hubiera un mañana, como si en el futuro estuviera esperando que una samaritana hormiga les echará una mano y los sacará de sus penurias. El trabajo de hoy debería ser canalizado al ahorro, a la inversión, que, al igual que un árbol, dará sus frutos cuando su tronco sea ancho, sus ramas largas y pueda dar sombra suficiente para mitigar los efectos del sol. Si desde que comenzamos a percibir un sueldo hubiéramos separado un porcentaje realista, digamos un 10% de nuestros ingresos, y ese ahorro lo hubiéramos puesto a trabajar mediante algún instrumento formal de inversión, hoy sería un almacén enorme, generoso, que estaría para nosotros esperando proveer de toda necesidad. Claro, eso conlleva esfuerzo, disciplina y disminución en el consumo, por ello, no cualquiera lo logra mantener en el tiempo.
El mensaje es claro, es conciso y directo: el pan de hoy no debe ser hambre para mañana, o dicho en otras palabras, somos dueños de cada peso que pasa por nuestro bolsillo, emplear una sabiduría emocional de contención en su aplicación nos representará una tranquilidad para la última etapa, esa en la que nos jubilamos y nos toca gozar a plenitud y sin restricciones el rédito de cada esfuerzo financiero pasado.
La opinión de César Omar Ramírez de León: Empresario, maestro en psicoterapia gestalt adultos y capacitador en gestión efectiva de recursos humanos.